viernes, 8 de mayo de 2009

REPORTAJE ESPECIAL FIN DE SEMANA

ESTE MUNDO NOS OBLIGA A SER GUAPOS
Hay quien se resiste a distinguir entre guapos y feos -"no hay gente fea, sino bellezas raras", decía San Agustín-, pero la realidad es la que es: pese a los innumerables avances médicos y cosméticos, la sociedad premia a los guapos y discrimina a los feos. Les ‘castiga’ en el trabajo, en el amor o en las relaciones sociales, por el simple hecho de que su físico no se ajusta a un modelo de belleza "que hoy es uno, mañana será otro y antes fue el opuesto", comenta Rosa Raich, catedrática de Técnicas de Intervención Psicológica en la Autónoma de Barcelona.
Para esta estudiosa de la imagen corporal, la fealdad, aunque a veces también la belleza, "es fuente de grandes conflictos", sobre todo en la adolescencia. Y cita la anorexia o la bulimia. "Hay -continúa- una tendencia cada vez mayor a premiar la belleza física al primer golpe de vista".

No hay más que volver a ver el video que aún hoy sigue arrasando en youtube para entender la importancia social de la 'primera imprtensión'. Fíjense en el vídeo y comprueben cómo esa primera impresión, la de una cuarentona entrada en carnes, cejas muy pobladas y peinado poco favorecedor, provoca hilaridad y una sonrisa algo más que maliciosa cuando la hoy mundialmente famosa Susan Boyle, aparece en el escenario.

Esas miradas incrédulas y los gestos de guasa de público y jurado ante tan sorprendente aparición se transformaron al momento en una ovación entusiasta y unánime cuando de la garganta de Susan Boyle, soltera, virgen e ignorante de lo que es un beso, según había confesado previamente, salieron las primeras notas del tema central del musical "Los Miserables".
Tal fue la sorpresa por la potente y bella voz de Boyle que el estrafalario aspecto físico de esta triunfadora -el vídeo de su actuación sigue batiendo récords de visitas en Youtube- quedó olvidado al instante.

Al tenor venezolano Aquiles Machado unos kilos de más y su corta estatura le jugaron una mala pasada en 2001 cuando el director de escena Graham Vick le rechazó, por cuestiones estéticas, para cantar "Rigoletto" en el Teatro Real de Madrid. De nada sirvió su virtuosismo vocal, que poco después, y a modo de venganza, el cantante exhibió a placer en la Arena de Verona y con el mismo título operístico de Verdi.
Esto ocurría en un país, España, cuya Constitución prohíbe, en su artículo 14, toda discriminación "por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Pero, “normalmente -comenta un abogado laboralista- la discriminación por la apariencia física en el mundo del trabajo se suele dar en los procesos previos de selección. Todavía hay anuncios -destaca- en los que se pide buena presencia, algo discutible".
La belleza caduca antes que la inteligencia
"Un guapo sin mucho talento puede triunfar en el mundo del espectáculo; un feo lo tiene muchísimo más difícil, cuando no imposible", insiste Ángel Llácer, profesor de actores, para quien "la belleza vende, sí, pero caduca antes que la inteligencia".
Una psicóloga opina: “Tenemos que cuidar nuestro cuerpo, pero cuando sólo pensamos en ello es síntoma de que algo no funciona en nuestro mundo emocional". Eso sí, el físico es hoy, más que nunca, una forma de discriminación. "Prima sobre todo lo demás. La publicidad, los medios de comunicación...venden un mundo de sofisticación y apariencia, vacío, sin valores, de cuerpos perfectos, en mujeres y hombres. Algo realmente engañoso porque la realidad es muy distinta. La imperfección -dice- es lo natural, lo lógico".

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